Científicos del Instituto de Tecnología de California (Caltech) pusieron
a punto un “cerebro artificial” capaz de recuperar recuerdos a partir
de patrones parciales, de una manera similar a como lo hace el cerebro
humano. Si bien se han hecho -y se siguen haciendo- experimentos
similares casi todos los meses, lo que convierte el trabajo de los
expertos del Caltech en algo especial es que su Inteligencia Artificial
(IA) no es un programa corriendo en un superordenador. En efecto, se
trata de una red neuronal pequeña (compuesta por el equivalente de
cuatro neuronas) connstruida a partir de moléculas de ADN. El nuevo
“cerebro” se encuentra dentro de un tubo de ensayo, y se comunica con el
mundo mediante señales químicas y marcadores fluorescentes
Para construir la red neuronal bioquímica, los científicos se basaron en un
modelo de neurona sencillo denominado “función de umbral lineal”.
Básicamente, el modelo predice que cuando la neurona recibe
determinadas señales químicas en sus entradas, espera a que traspasen un
umbral para “activarse” y producir determinadas señales en sus salidas.
Los expertos de Caltech son especialistas en ciencias computacionales y
bioingeniería, y para probar las habilidades de su IA la sometieron a
un “juego de adivinación”. Los sorprendentes resultados obtenidos con
tan solo cuatro neuronas permite suponer que si se elevase su número lo
suficiente, podría ser tan “inteligente” como nosotros.
La pequeña red neuronal fue capaz de
“recuperar recuerdos” a partir de patrones incompletos, de la misma
forma que lo hace nuestro cerebro. Lulu Qian, investigadora del
Caltech y principal autora del artículo que su equipo publicó en la
revista Nature, dice que “este cerebro es increíble, capaz de reconocer
patrones de sucesos, formar recuerdos, tomar decisiones y realizar
acciones diferentes”. Al comienzo de su trabajo, los investigadores se
preguntaron si un grupo de moléculas en interacción podría llegar a
exhibir un comportamiento “ordenado e inteligente”, similar al de un
cerebro. Según Qian, y luego de haber culminado el experimento, la
respuesta es un rotundo “sí”. Cada una de las “neuronas” era un grupo de
112 hebras distintas de ADN, y la “red” estaba contenida en un tubo de
ensayo.